Desde
que el mundo es mundo, siempre ha habido falsos profetas que han fijado fecha
para el Armagedón. Desde las antiguas profecías de Nostradamus hasta nuestros
días, no han faltado “visionarios” que pretendían conocer el año exacto del fin
del mundo.
Muchos
de estos “visionarios” pronosticaban fechas sin ninguna base bíblica, como es
el caso de los seguidores del calendario maya, quienes aseguraban que el mundo
tal y como lo conocemos terminaría el 21 de diciembre de 2012.
Pero
quizás los más peligrosos de todos los “visionarios”, son aquellos cristianos
que aun conociendo el consejo bíblico “Pero de aquel día y hora nadie sabe,
ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mateo
24:36) continúan fijando fecha para la segunda venida de Cristo.
Hace
unos años, el argentino Cristian Silva predijo que Jesús volvería el 15 de
octubre de 2011. Este falso profeta amañaba los textos bíblicos y pretendía
argumentar con ellos que esta fecha estaba profetizada por la Biblia. El
resultado fue que muchas personas fueron engañadas por su falso ministerio y
han abandonado total o parcialmente la fe.
Más
recientemente, un gran grupo de personas pertenecientes al mundo hispano, están
predicando la venida de Cristo para el año 2031. Al igual que Cristian Silva,
escogen pasajes de las Escrituras y pretenden que digan lo que ellos quieren
oír. Uno de los “argumentos” que exponen, es que no podemos conocer el día ni
la hora, pero según ellos la Biblia no nombra que no podamos conocer el año.
Sin
embargo, la Biblia nos dice: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Un año es un
periodo de tiempo, por lo tanto, si las Escrituras nos dicen que no nos toca a
nosotros saber los tiempos, no podemos arriesgarnos ni siquiera a pronosticar
el año de la venida de Cristo.
Esto
no quiere decir que no podamos conocer que la parusía está cercana: “De la
higuera aprended la parábola: cuando ya su rama se enternece, y las hojas
brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros cuando viereis
todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas”. (Mateo
24:32).
Mateo
24 es el capítulo por excelencia dedicado a conocer las señales que acontecerán
antes del fin del mundo y del regreso de Cristo. Además, los Adventistas del
Séptimo Día, tenemos también la guía del Espíritu de Profecía y sabemos que
cuando los Estados Unidos de América promulguen la ley dominical, quiere decir
que ya falta muy poco para la venida de Jesús. Conocer todas estas señales nos
hace estar velando y orando y sabiendo que el tiempo es corto.
Tanto
la Biblia como el Espíritu de Profecía, nos exhortan a ser vírgenes prudentes y
a estar despiertos y a conocer los tiempos. Sin embargo, esto no quiere decir
que tengamos que poner una fecha (de día, mes o año) para la segunda venida de
Jesús.
La
sierva del Señor nos exhorta en repetidas ocasiones sobre el error de fijar
fechas. Veamos algunas de estas citas clarificadoras:
“Muchos
de los que tomaron el nombre de adventistas han incurrido en el error de
fijar fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el
resultado ha sido, cada vez, el fracaso. Se nos declara que el tiempo
definido de la venida de nuestro Señor, está fuera del alcance de los mortales.
Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se
encuentra en un estado de incredulidad más decidida que antes con respecto al
próximo advenimiento de Cristo. El mundo considera con disgusto el fracaso de
los que fijaron fechas; y porque hubo hombres que se dejaron seducir de
este modo, muchos se apartan de la verdad presentada por la Palabra de Dios
según la cual el fin de todas las cosas está cercano.
Los que tan presuntuosamente predican una fecha definida, al hacerlo,
satisfacen al adversario de las almas, porque promueven más la incredulidad que
el cristianismo. Mediante textos de las Escrituras erróneamente interpretados,
presentan una cadena de argumentos que aparentemente sostienen su teoría. Pero sus
fracasos demuestran que son falsos profetas, que no interpretan
correctamente el lenguaje de la Inspiración. La Palabra de Dios es verdad y
certidumbre, pero los hombres han pervertido su significado. Esos errores han
desprestigiado la verdad de Dios para estos últimos días. Los ministros de
todas las denominaciones ridiculizan a los adventistas; sin embargo, los
siervos de Dios no deben callar.
Los que creen que deben predicar una fecha definida a fin de causar
impresión sobre la gente, no actúan de acuerdo con el debido punto de vista. Los sentimientos de los
oyentes se pueden conmover y despertarse sus temores; pero no obran basados
en buenos principios. Se crea excitación, y cuando pasa la fecha, como ha
sucedido repetidas veces, los que se conmovieron por la proximidad de la misma,
recaen en la frialdad, las tinieblas y el pecado, y es casi imposible despertar
su conciencia sin recurrir a alguna gran excitación.
Los
hombres rechazarán en nuestra época el solemne mensaje de amonestación como lo
rechazaron en el tiempo de Noé. Se referirán a esos falsos maestros que
predijeron el acontecimiento y citaron la fecha definida, y dirán que no tienen
más fe en nuestra advertencia que en la de ellos. Tal es la actitud del
mundo hoy.” (Testimonios para la Iglesia, tomo IV, 302-303)
“Si
avanzáramos en conocimiento espiritual, veríamos que la verdad se desarrolla y
expande en ciertos aspectos en que poco hemos soñado, pero nunca se
desarrollará en algún aspecto que nos induzca a imaginar que podemos conocer los tiempos
y las sazones que el Padre ha puesto en su sola potestad. Vez tras vez se me ha
amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de
Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido, ya sea del
derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo.” (Mensajes Selectos,
tomo I, 220)
Después
del gran chasco de 1844, a la sierva del Señor le fue revelado que en el futuro
volverían a surgir movimientos que fijarían nuevas fechas para la venida de
Cristo. Esto es lo que ella dijo al respecto:
“Siempre
habrá en la iglesia movimientos espurios y fanáticos realizados por personas
que pretenden ser guiadas por Dios, por aquellos que correrán antes de ser
enviados, y que establecerán fechas para el cumplimiento de profecías que aún
no se han realizado. El enemigo se regocija con este proceder, porque
sus repetidos fracasos y su desviación de la atención hacia puntos falsos
provoca confusión e incredulidad.” (Mensajes Selectos, tomo II, 2)
“Declaré
definidamente a estas personas fanáticas, en las reuniones espirituales
celebradas en Jackson, que estaban haciendo la obra del adversario de las
almas; que se hallaban en tinieblas. Entonces declaré en público que al
Señor le había placido mostrarme que no habría una fecha definida para el
mensaje dado por Dios desde 1844.” (Mensajes Selectos, tomo II, 83)
“Nuestra
posición ha sido de esperar y velar, sin que se proclame un tiempo [o fecha]
que tenga lugar entre el fin de los períodos proféticos en 1844 y el momento de
la venida de nuestro Señor.” (Manuscript Releases, tomo XX, 270;
1888)
“La
gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este
lapso (Apocalipsis 10:4-6), que ahora abarca desde 1842 a 1844, no puede
haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más
prolongado llega hasta el otoño de 1844.” (Comentario Bíblico Adventista, tomo
VII, 982; 1900)
“El
Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer ángel debe progresar y proclamarse a los dispersos
hijos del Señor, pero que no ha de depender de una fecha. Vi que algunos eran
presa de un entusiasmo falso producido por la predicación referente a fechas; pero el mensaje del
tercer ángel es más fuerte de lo que puede serlo el anunció de tales
fechas.
Vi que este mensaje puede subsistir sobre su propio fundamento y no
necesita fechas para fortalecerse; que avanzará con gran poder, hará su obra y
será abreviado en justicia.” (Primeros Escritos, 75-76)
“Desconfíen
todos nuestros hermanos y hermanas de cualquiera que quisiera fijar una fecha
en la que el Señor ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o con
respecto a cualquier otra promesa de significado especial que haya hecho. Pueden
los falsos maestros parecer muy celosos por la obra de Dios, y gastar recursos
en presentar sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan el error
con la verdad, su mensaje es engañoso, y extraviará las almas por senderos falsos. Es
necesario hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres malos, sino
porque enseñan errores y procuran poner sobre la mentira el sello de la verdad.” (Joyas de los
Testimonios, tomo II, 359-360)
Al
inicio del artículo citábamos que las personas que proclaman el 2031 como el
año del regreso de Cristo, tienden a utilizar como “argumento” que la Biblia
dice que no podemos conocer el día ni la hora, pero no dice nada acerca de que
no podamos conocer el año. Ya hemos explicado que la Palabra de Dios nos
advierte de que no podemos conocer los tiempos, y que un año es también un
periodo de tiempo.
Veamos
lo que nos dice ahora la sierva del Señor al respecto:
“Estamos
cerca del fin, pero si a usted o a algún otro seduce el enemigo y lo induce
a fijar la fecha de la venida de Cristo, estarán haciendo la misma mala obra
que causó la ruina de las almas de los que la hicieron en el pasado. Cualquiera
que empiece a proclamar un mensaje para anunciar la hora, el día o EL AÑO de la
aparición de Cristo, toma sobre sí un yugo que Dios nunca le ha impuesto, proclama
un mensaje que el Señor nunca le ha dado.” (La iglesia Remanente, 92)
“No
podéis decir que él vendrá de aquí a un año, o dos, o cinco años, ni tampoco
debéis postergar su venida declarando que no ocurrirá antes de diez o de veinte
años...” (Review and Herald, 22 de marzo de 1892)
Otro
de los “argumentos” del movimiento que predica la venida de Jesús para el año
2031, es que el conocer la fecha es beneficioso y esperanzador para los
cristianos. Sin embargo, Ellen White dice:
“Los
tiempos y las sazones son del dominio exclusivo de Dios. ¿Y por qué no nos ha
dado Dios este conocimiento? Porque no haríamos un uso correcto de él si nos lo
diera. De este conocimiento resultaría un estado de cosas tal entre
nuestros hermanos que retardaría grandemente la obra de Dios de preparar un
pueblo que permanezca en pie en el gran día que ha de venir. No hemos de
embarcarnos en especulaciones con respecto a los tiempos y las sazones que Dios
no ha revelado. Jesús dijo a sus discípulos que velaran, pero no respecto a
un tiempo definido. Sus seguidores han de estar en la posición de aquellos que
escuchan las órdenes de su Capitán; han de vigilar, esperar, orar y trabajar,
mientras se acerca el tiempo para la venida del Señor; pero nadie podrá
predecir justamente cuándo vendrá ese tiempo; pues “del día y hora nadie sabe.”
(Review and Herald, 22 de marzo de 1892)
Por
lo tanto, tal y como nos muestran estas citas, no es la voluntad de Dios que
fijemos fechas, porque este mensaje perjudica la obra de Dios. Al igual que los
discípulos sentían deseos de conocer el tiempo exacto de la venida de Jesús,
pero Jesús les dijo que no les era permitido saber los tiempos y las sazones,
tampoco hoy en día a sus discípulos actuales nos es permitido saberlo.
Lo
importante no es una fecha, sino estar preparados día a día para el regreso de
Jesús. Nadie va a perderse (como algunos de ellos argumentan) por no
creer que Cristo viene en 2031, ni nadie se salvará por el sólo hecho de
creer en esta fecha. Se perderán aquellos que no abandonen pecados acariciados
y no amolden sus caracteres al de Jesús. Mañana cualquiera de nosotros puede
morir, y de nada le habrá servido creer en una fecha concreta, si no ha
preparado su carácter para el cielo.
“En
lugar de consumir las facultades de nuestra mente en especulaciones acerca de
los tiempos y las sazones que el Señor ha puesto en su sola potestad y que no
ha revelado a los hombres, debemos rendirnos ante el dominio del Espíritu Santo,
para cumplir con nuestros deberes actuales, para dar el pan de vida no
adulterado por opiniones humanas, a las almas que están pereciendo por falta de
la verdad.” (Review and Herald, 22 marzo 1892)
Jesús no vino para asombrar a los hombres con grandes anuncios de algún
tiempo especial cuando ocurriría algún gran acontecimiento, sino que vino para
instruir y salvar a los perdidos. No vino para despertar curiosidad y complacerla,
pues sabía que eso sólo aumentaría el apetito por lo curioso y lo maravilloso.
Su propósito era impartir conocimiento por el cual los hombres pudieran
aumentar su vigor espiritual y avanzar en el camino de la obediencia y de la
verdadera santidad.” (Mensajes Selectos, tomo I, 219)
“Si
avanzáramos en conocimiento espiritual, veríamos que la verdad se
desarrolla y ensancha en formas que ni siquiera hemos soñado; pero nunca se
desarrollará en forma alguna que nos induzca a imaginar que podemos conocer los
tiempos y las sazones que el Padre ha puesto en su sola potestad.” (Review
and Herald, 22 de marzo de 1892)
Queridos
hermanos, no caigamos en El gran Engaño de dejarnos seducir por teorías
y cálculos humanos que nos incapaciten para dar al mundo el mensaje del tercer
ángel. Respetemos que Dios no haya querido revelar la fecha de su segunda
venida. Él sabe por qué lo hace y por qué es mejor para nosotros no saberlo.
Seamos humildes y no pretendamos saber más que Dios ni ponernos por encima de
la sencillez del Evangelio.
Que el Espíritu Santo nos ayude a prepararnos para el pronto regreso de Cristo y a saber discernir las falsas profecías concernientes a la fijación de fechas para no ser engañados por el adversario de las almas.
Con
afecto cristiano,
Rebeca
Ruiz Laguardia
Asi es mi hermana, estoy totalmente de acuerdo con ud. el Señor le continue bendiciendo ricamente.
ResponderEliminarSu hermano en Cristo: Jose Luis Ramirez. De Venezuela.