Los peligros de la televisión

Ten cuidado con la capacidad que tiene el televisor para hipnotizar, alterar los estados de ánimo e incluso causar depresión.

Puede que haya en tu hogar un objeto que inconscientemente te induzca a un tipo de trance hipnótico. Si eres un americano medio, varias habitaciones de tu casa estarán equipadas con un objeto en el que fijas tus ojos. Parpadea cada pocos segundos y puede producir como un trance hipnótico. Es uno de los aparatos más populares de nuestro tiempo: el aparato de televisión.

Más del 96% de los hogares americanos al menos tienen un televisor (1). Jerry Mander descubrió que, aunque hay muchas maneras de ser hipnotizado, un número de expertos definieron el hipnotismo de tal manera que la televisión encajaba acertadamente en la descripción. El marco clásico para ver la televisión es similar a un entorno típico para la inducción hipnótica: una habitación oscura, una luz parpadeante (el televisor), un enfoque unilateral y la libertad de diversiones externas (2).

La gente ve programas emitidos por canales de televisión, compañías de cable, redes de satélite, vídeos y DVDs. El rango de los programas es diverso: películas, documentales, series, deportes, música, educación, naturaleza, noticias, un sinfín. ¿Lo que tú ves ejerce algún efecto sobre tu mente y carácter? Está claro que sí. Desde el punto de vista de la depresión y del lóbulo frontal, los aspectos más inquietantes de la televisión se refieren a la verdadera explosión de tanto contenido sexual y de violencia.

Televisión, incitación sexual y depresión
Algunos adultos pueden discutir si la imaginería sensual es cada vez mayor en la televisión. Consideran el efecto que está teniendo sobre los jóvenes americanos el gran aumento de contenidos sexuales en televisión. Documentos muestran que la influencia erótica de la televisión es tan penetrante que aumenta la actividad sexual en los adolescentes y niños pequeños. Estudios muestran que la edad de la primera relación sexual ha disminuido significativamente debido a la influencia de la televisión. Cuanto más se ve la televisión, más baja es la edad del primer encuentro sexual. No sólo los estudios lo demuestran, los mismos niños cuentan que la televisión les anima a participar en la actividad sexual a una edad temprana (3).

El aumento en el uso de la sexualidad en los medios es vista con consternación por muchos segmentos de la población. Muchos individuos de “mente abierta” a menudo etiquetan estas preocupaciones como estrechas y puritanas. Sin embargo, aquellos que están verdaderamente preocupados sobre el material sexualmente explícito –ya sea dado mediante la televisión, las revistas, internet, las novelas sexualmente sugestivas o incluso un paseo por una playa llena de gente– parece tener una base muy sólida cuando se trata de los efectos de la sexualidad en la depresión.

Durante años, la incitación sexual ha sido relacionada con la estimulación del lado derecho del cerebro (4). Una investigación sugiere que el área que es particularmente estimulada por la incitación sexual es la parte baja del lóbulo frontal derecho (5). El lóbulo frontal es probablemente el último lugar que quisieras que fuera estimulada si desearas tratar o prevenir la depresión, porque la depresión tiende a caracterizarse por un nivel relativamente mayor de la actividad en el lóbulo frontal derecho en comparación con el izquierdo.

Estoy preocupado por la actitud distraída que tienen la mayoría de los estadounidenses hacia el sexo. Mucho de lo que pasa como un atuendo aceptable y un comportamiento aceptable en programas en primetime (y anuncios) parece calculado para excitar sexualmente al espectador. La investigación es clara en cuanto a dónde está el problema: la excitación sexual.

Cada individuo puede determinar por sí mismo si esa línea ha sido cruzada. Mi suposición es que si la mayoría de mis pacientes con depresión son honestos, esa línea se cruza más de una vez durante el curso de una noche típica de televisión.

Recientes investigaciones de UCLA reveló que las mujeres jóvenes expuestas a “una o más adversidades significativas en la niñez” eran más propensas a deprimirse cuando se exponen a factores de estrés. Las adversidades en la niñez incluían cosas como violencia familiar, problemas de salud mental en los padres y alcoholismo (6). Éste no es un estudio aislado. Hay un creciente número de investigaciones que vinculan el estrés las primeras experiencias de la vida con un mayor riesgo de depresión (7). Sin embargo, otros estudios indican que una “adversidad significativa en la niñez” puede llegar al hogar vía televisiva.

En 1994, una serie de casos se presentaron en el British Medical Journal. En un artículo inicial y dos cartas siguientes, siete niños diferentes fueron descritos quienes habían experimentado un trauma psicológico importante después de ver un único programa de televisión inquietante llamado Ghostwatch (8 y 9). El pseudo documental de 90 minutos puso en escena a una familia que estaba siendo víctima de violencia de fantasmas. El show terminó dando la impresión de que los espectadores se encontraban en riesgo de sufrir una violencia similar por parte de estos espíritus.

Los siete espectadores infantiles descritos en el British Medical Journal consecuentemente experimentaron una serie de problemas psicológicos que trastornaron seriamente sus vidas y las vidas de sus familias.

Entre los síntomas y signos descritos estaban: depresión, pesadillas, miedo a la oscuridad y de dormir solo, dificultades para concentrarse, problemas de memoria, “pensamientos intrusivos persistentes e imágenes del evento traumático (el programa de televisión)”, aumento de los niveles de ansiedad, ataques de pánico e irritabilidad. No me sorprendería si algunos de estos jóvenes experimentaron un aumento en la incidencia de depresión mayor después de este acontecimiento vital estresante.

No tenemos aún fuertes evidencias de la conexión entre la violencia vista en televisión y la depresión. Están las evidencias, pero ningún estudio definitivo se ha comprometido a presentar de manera concluyente la investigación anterior en una forma completamente congruente. La conexión documentada entre la vida estresante y la futura depresión, y el hecho de que la violencia en televisión puede ser un factor de estrés significativo, ciertamente implica la conexión entre ver violencia en televisión y depresión.

Otros peligros para el cerebro de la televisión

Aunque el contenido que se vea ejerce efectos poderosos en tu mente, el medio de la televisión en sí también parece tener profundos efectos mentales. Independientemente del contenido, la evidencia sugiere que la mera observación de la mayoría de programas de televisión es perjudicial para el lóbulo frontal. Este efecto deletéreo parece ser resultado del trabajo de la conmutación de escenas que están en la mayoría de la programación.

El problema técnico con la técnica de filmación se refiere a la “rapidez de los cambios de referencia”. Un programa de televisión medio (o de vídeo o de DVD) cambia su referencia cada tres a cinco segundos. La perspectiva desde la cual está visualizando el hecho de repente cambia de una a otra muchas veces cada minuto, tanto si usted quiere como si no. Se piensa que los frecuentes cambios de cámara y de escena que el espectador pasivamente experimenta es el factor crítico que lleva a la supresión del lóbulo frontal durante el proceso de visualización. Esto está en agudo contraste con la forma en que normalmente vemos el mundo que nos rodea. Vemos escenas de la vida real desde una perspectiva (en la que se encontraba en el momento del hecho). Podemos cambiar nuestra perspectiva sólo de forma voluntaria en movimiento, y entonces estamos limitados por los medios de transporte.

El Dr. Morris declara que el rápido cambio de referencia de la televisión contribuye a un efecto hipnótico (10). El Dr. Thomas Mulholland observó los electroencefalogramas (ondas cerebrales) de unos niños cuando veían sus programas favoritos de la televisión. Los investigadores asumieron que, dado que estos programas eran sus favoritos, los niños estarían mentalmente involucrados con lo que veían y experimentarían un cambio continuo entre la actividad de las ondas cerebrales alfa y beta. En cambio, después de solo dos o tres minutos del programa, se sientan hacia atrás y entran totalmente en un patrón alfa. Esto significa que mientras que estaban viéndolo, no estaban “reaccionando ni orientando, sino desconectados” (11).

Muy pocos programas de televisión (menos del 1%) son verdaderamente educativos. Con sólo un minuto de ver cualquier programa de televisión, puedes determinar si el programa empeorará o mejorará la actividad del lóbulo frontal. Una verdadera educación no sólo transmitirá información sino también mejorará especialmente la corteza prefrontal media delantera izquierda del lóbulo frontal. Si la referencia de la escena es la misma durante 30 segundos o un minuto, puedes estar seguro de que el programa es educativo.

La mayoría de los programas C-Spam, algunos del Discovery Channel y muchos programas de 3ABN (especializada los programas espirituales y de salud) son ejemplos de programas informativos transmitidos a través de un lento o tal vez ningún cambio de referencia. Esto permite que todas las habilidades analíticas del espectador estén operativas mientras reciben la información. Un beneficio adicional de este tipo de programación es que la prolongada focalización del ojo, asociada con la hipnosis, no tiende a ocurrir durante la recepción de la información. Puesto que no hay rápidos cambios de referencia en la escena, los ojos no tienen que mirar la televisión de forma poco natural, pero a menudo dejan de mirar el televisor y miran a lo largo de la habitación sin dejar de recibir y analizar la información.

El Dr. Herbert Krugman, investigador de las ondas cerebrales, ha confesado en público: “La televisión es un medio de comunicación que transmite sin esfuerzo grandes cantidades de información [a los espectadores] sin pensar sobre el tiempo de exposición” (12). El Dr. Erik Peper, otro influyente investigador de las ondas cerebrales y escritor, una vez dijo: “El horror de la televisión es que la información entra, pero no reaccionamos a ella. Va directamente a nuestra memoria y tal vez reaccionaremos a ella más tarde, pero no sabemos a lo que reaccionaremos. Cuando ves televisión, estás entrenándote a ti mismo a no reaccionar y hacerlo más tarde, estás haciendo cosas sin saber por qué las haces o de dónde vienen” (13).

Bajo la influencia de la televisión, el lóbulo frontal no puede funcionar en su plena capacidad. El cerebro recuerda información: la vista, la memoria y las emociones funcionan todas bien. Sin embargo, el cerebro ya no analiza críticamente la información. Pueden ser representadas terribles escenas, pero los espectadores sólo tienden a reírse o a no darles importancia. Normalmente, si este tipo de eventos ocurren en la vida real, la persona en cuestión estaría horrorizada. Incluso esto está cambiando, ya que la gente se vuelve más insensible a través de la exposición.

A pesar de su respuesta –ya sea riendo, mirando con apatía, apartando los ojos con disgusto o un centenar de otras maneras– las escenas son impresas en la mente indeleblemente. Cuando usted ve una repetición, una vez que comience ya sabe que la ha visto antes. La memoria está ahí, aunque la última vez que la viste tu lóbulo frontal no era más activo que en este momento (14).

Los videojuegos no son diferentes
La misma actividad hipnótica que se produce se ve televisión, también ocurre mientras se juega videojuegos.

Considera este extracto de un artículo de una popular página web de videojuegos:

“Jugar a videojuegos durante un tiempo prolongado puede hacer que la gente pierda la concentración, se enfade con facilidad y que tenga problemas para relacionarse con otros, ha sugerido un investigador japonés.

En una encuesta realizada por Akio Mori, profesor en la Nihon University’s College en humanidades y ciencias, encontró que cuanto más tiempo se jugaba a videojuegos, se observaba menor actividad prefrontal del cerebro, que es la que regula las emociones y la creatividad.

Lo que es más preocupante es que, de acuerdo con el estudio, la actividad cerebral de las personas que continuamente jugaban videojuegos no se recuperaban en los períodos en los que no estaban jugando” (énfasis añadido) (15).


Videojuegos de consolas o de ordenador no sólo daña nuestras mentes, sino que hacen que malgastemos nuestra vida. El tiempo es nuestro bien más preciado, y debemos usarlo para la gloria de Dios:

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2: 11 y 12)


Para más información de videojuegos, actividad cerebral y violencia, ver Little Light Ministries’ film Artificial Atmosphere:
http://amazingdiscoveries.org/webstore/us/artificial-atmosphere

Conclusión

Hace más de una década había más de 3.000 estudios científicos publicados acerca de los efectos de la televisión en la mente (16). La investigación continúa en esta interrelación. Más de 500 libros se han escrito sobre este tema. Es uno de los temas más investigados en nuestra cultura, aunque la mayoría de la gente tiene poca conciencia de las solemnes consecuencias de ver la televisión.

Los programas de noticias de la televisión a menudo dan a conocer estudios científicos relacionados con el estilo de vida, sin embargo poco se dice sobre los estudios hechos de los efectos de la televisión sobre la mente. No podemos esperar a que la industria de la televisión revele la verdad sobre ella misma, pero no tenemos por qué permanecer desinformados.

Seis décadas después de que David Sarnoff, presidente de la RCA, dio a conocer la primera televisión en la feria mundial de 1939, es momento de preguntar, ¿qué es lo que la televisión está haciendo en nuestro país? Y especialmente, ¿qué es lo que la televisión me está haciendo a mí?

“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna” (1 Corintios 6: 12).


El apóstol Pablo nos dice que tenemos que estar atentos a no estar bajo el poder de cualquier cosa que no sea Dios. Aunque la televisión no puede ser mala en sí mismo, su uso es raramente beneficioso para nosotros y tenemos que tener cuidado con caer en su poder.

Lee más sobre el poder de la televisión en nuestro artículo siguiente.

Para aprender más sobre los peligros de la televisión, consigue una copia de Little Light Ministry’s Battlefield Hollywood DVDs today:

http://amazingdiscoveries.org/webstore/us/llm-battlefield-hollywood-6-part-series-2-dvd-set

ReferenciasThe University One-Volume Encyclopedia (Franklin Dunham, 1967): 421.
1. D. Zuckerman, B. Zuckerman, "Television’s impact on children", Paediatrics (February 1985): 233-240.
2. J. Mander, Four Arguments for the Elimination of Television (New York, NY: Quill, 1977): 194-196.
3. E. Hundt, Chairman of the Federal Communications Commission, delivered before the National Press Club, (Washington, DC: July 27, 1995).
4. D. Tucker, S. Dawson, "Asymmetric EEG changes as method actors generated emotions," Biol Psychol (August 1984): 63-75.
5. S. Stoleru S, et al., "Neuroanatomical correlates of visually evoked sexual arousal in human males," Arch Sex Behav (February 1999): 1-21.
6. C. Hammen, R. Henry, S. Daley, "Depression and sensitization to stressors among young women as a function of childhood adversity," J Consult Clin Psychol (October 2000): 782-787.
7. S. Daley, C. Hammen, U. Rao, "Predictors of first onset and recurrence of major depression in young women during the 5 years following high school graduation," J Abnorm Psychol (August 2000): 525-533.
8. D. Simons, W. R. Silveira, "Post-traumatic stress disorder in children after television programmes," BMJ (February 1994): 389-390.
9. M. Baillie, A. Thompson, C. Kaplan, "The terror of television. Anxious children at greater risk," BMJ (March 12, 1994): 714.
10. F. Morris, as quoted in J. Mander, Four Arguments for the Elimination of Television (New York, NY: Quill, 1977): 197.
11. J. Mander, Four Arguments for the Elimination of Television (New York, NY: Quill, 1977): 210.
12. H. Krugman, as cited in J. Mander, Four Arguments for the Elimination of Television (New York, NY: Quill, 1977): 209.
13. E. Peper, as cited in J. Mander, Four Arguments for the Elimination of Television (New York, NY: Quill, 1977): 211.
14. A. Toffler, Future Shock (New York, NY: Random House Inc., 1970).
15. "Study Suggests: More Game Less Brain," www.megagames.com (September 7, 2002)
http://storage.amazingdiscoveries.org/assets/files/ADDownloads/More-Game-Less-Brain.pdf
16. E. Rubinstein, "Television and behaviour. Research conclusion of the 1982 NIMH Report and their policy implications," American Psychologist (1982): 820-825.

Este artículo está adaptado del libro Depression: The Way Out (disponibles en español) por el Dr. Nedley. Visita su página web:
http://www.drnedley.com/

Fuente:
http://amazingdiscoveries.org/S-deception_media_television_brain_violence


Traducción: Equipo Tocad Trompeta

Comentarios

  1. me siento en parte aliviado de que lo que sentia esta en lo correcto, sabia que los efectos de la television estaban afectando la capacidad de nuestro lóbulo frontal el cual es la caracteristica principal de nuestra evolucion.
    ya que desde un tiempo me he estado sintiendo muuuy extraño, alejado de mi mismo, es como si estuviera atrapado en un efecto de sueño en el cual yo no puedo controlar nada, y llege a la conclusión de que estaba encerrado entre la frecuencia beta y alfa, pero núnca en ninguna. ya que en beta, estamos despiestos, lucidos y activos, muy activos, y en alfa estamos en un estado mas relajado y es un estado en el que entramos cuando dormimos, asi que esta sencion que les digo es como estar dormido estando despierto... I.R.S.

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  2. me siento en parte aliviado de que lo que sentia esta en lo correcto, sabia que los efectos de la television estaban afectando la capacidad de nuestro lóbulo frontal el cual es la caracteristica principal de nuestra evolucion.
    ya que desde un tiempo me he estado sintiendo muuuy extraño, alejado de mi mismo, es como si estuviera atrapado en un efecto de sueño en el cual yo no puedo controlar nada, y llege a la conclusión de que estaba encerrado entre la frecuencia beta y alfa, pero núnca en ninguna. ya que en beta, estamos despiestos, lucidos y activos, muy activos, y en alfa estamos en un estado mas relajado y es un estado en el que entramos cuando dormimos, asi que esta sencion que les digo es como estar dormido estando despierto... I.R.S.

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